Superado el momento más crítico de la pandemia, los beneficios que muchas empresas ofrecieron y empezaron a implementar pasaron a un segunda plano. ¿La razón? Un panorama económico cada vez más crítico ha hecho que los trabajadores prefieran un mejor sueldo.
La irrupción de la pandemia impulsó distintas transformaciones; sanitarias, sociales, tecnológicas y, por supuesto, laborales.
En los últimos dos años, muchas empresas, motivadas por las restricciones y los confinamientos, enviaron a sus trabajadores a casa. Así, sobre la marcha, varios países empezaron a experimentar el verdadero significado del teletrabajo.
A pesar de las dificultades logísticas (espacio, equipos, conexión a Internet, muebles, materiales, entre otros) e individuales (trabajar con niños en casa, aislamiento, ansiedad ante la incertidumbre), las personas descubrieron que el trabajo a distancia ofrecía algunas ventajas que se tradujeron en un mejor rendimiento.
Además, podían compaginar lo laboral con lo personal, tener un mayor control de su tiempo y dedicarse a proyectos personales imposibles de asumir en la rutina prepandemia.
El teletrabajo llegó para quedarse y, en medio de ese proceso que conocimos como La gran renuncia (vivido principalmente en Estados Unidos), la flexibilidad se convirtió en el requisito principal a la hora de ser parte de una organización.
"Todo parece indicar que la flexibilidad y los modelos híbridos (trabajar unos días en casa y otros en la oficina) marcarán la pauta en la sociedad poscovid. Varias empresas han aprovechado estas circunstancias para experimentar con modelos de trabajo remoto y los resultados parecen indicar que el nuevo mundo del trabajo será a distancia", apuntamos en una nota publicada a finales del 2020.
Sin embargo, la realidad pospandemia y eventos como la invasión rusa a Ucrania influyeron en el aumento de la inflación, lo que a su vez afectó el costo de la vida.
Un artículo publicado por BBC Worklife señala que la flexibilidad, ese beneficio laboral que aparentemente sería el primordial a la hora de aceptar una oferta, está perdiendo terreno en las preferencias de los profesionales de hoy y es el elemento monetario el que está determinando hacia dónde se mueve el mundo del trabajo.
"Al principio, la flexibilidad en cuanto a las horas de trabajo o la ubicación, una cultura empresarial positiva que respaldara el equilibrio entre la vida laboral y personal, se describieron como puntos de venta únicos; una razón para atraer postulantes. Sin embargo, casi de la noche a la mañana, estos 'beneficios' se convirtieron en expectativas mínimas para quienes buscan trabajo", plantea la nota.
Chris Adcock, director general de Reed Technology, la rama de TI de Reed Recruitment (Reino Unido), señaló que las empresas han aumentado considerablemente sus beneficios con el propósito de atraer talento y ajustándose a las demandas provocadas por la pandemia.
El ejecutivo aseveró que se ha desarrollado una especie de "carrera armamentista" debido a los salarios.
En ese sentido, expresó que cuando las empresas empiezan a equipararse en cuanto a lo que ofrecen "no quedan otros beneficios, así que volvemos a lo único que conocemos, que es el dinero, y ahí es donde entra la carrera armamentista del salario".
A su vez, detalló que hay otros elementos que han hecho que el sueldo recobre el protagonismo, entre ellos la escasez de trabajadores en sectores tecnológicos, de ingeniería y oficios especializados.
"Estamos en una situación donde los salarios que ofrecen las empresas son un 10, 20, incluso un 30 % más altos que los estándares del mercado, solo para atraer gente […] El dinero que se está gastando en este momento es ridículo, es lo más loco que he visto", agregó.
No obstante, y a pesar de ese incremento en las remuneraciones que señala Adcock, este año una parte importante de la fuerza laboral no verá su sueldo aumentar más rápido que la inflación.
"Según una encuesta reciente de TotalJobs, un 37% de los trabajadores en Reino Unido está considerando cambiar de trabajo para mantenerse al día con el aumento del costo de la vida. En Estados Unidos, una investigación realizada por Robert Half, señala que el 62% de los trabajadores tenía la intención de solicitar un aumento salarial este año, el 30 % de ellos dijo que esto era para adaptarse al aumento de los precios", recalca la nota de BBC Worklife.
Gaelle Blake, directora de empleo permanente de la agencia de contratación Hays, tiene una visión distinta de este escenario: para ella, el salario nunca dejó de ser el elemento principal en las consideraciones de un postulante.
Desde su perspectiva, el impacto de la inflación en las remuneraciones hará que las personas reevalúen sus motivos para cambiar de empleo u organización, siendo un mejor salario el objetivo principal, a pesar del reciente enfoque en la calidad y la flexibilidad del trabajo.
"Las empresas que ganen la carrera por trabajadores serán aquellas que puedan ofrecer tanto políticas de equilibrio entre la vida laboral y personal, como salarios competitivos", apuntó Blake.
Ella explicó que los trabajadores "cambian de empleo para protegerse" y, en ese sentido, las empresas deben anticiparse y ofrecer de manera proactiva aumentos salariales por encima de la inflación u otros incentivos, porque una vez que pierden trabajadores, es muy difícil volver a reclutarlos.
Pero hay quienes advierten sobre los riesgos del escenario actual, entre ellos el antes mencionado Adcock.
Él manifestó que el aumento acelerado de salarios puede no ser sostenible y las personas pueden sufrir las consecuencias de los cambios del mercado laboral.
"En algún momento, el mercado cambiará, siempre es cíclico, y existe un riesgo real de que las personas en todos los roles se vuelvan repentinamente muy vulnerables porque se les paga muy por encima de las tasas del mercado", puntualizó.
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