Aprender a conciliar la vida profesional y personal es un tremendo desafío para quienes son adictos al trabajo, pero existen estategias para alcanzar el éxito, sin sacrificar el bienestar.
Ser un trabajador comprometido es positivo, pero trabajar de manera constante sin parar, puede generar estrés, agotamiento y afectar tus relaciones con amigos, familia en incluso compañeros de trabajo.
La adicción al trabajo no significa simplemente trabajar muchas horas, “tiene que ver con una incapacidad perjudicial para desconectarse del trabajo”, explica en Harvard Business Review, la profesora de psicología industrial y organizacional en la Universidad de Georgia, Malissa Clark.
Podemos decir que una persona es adicta a su trabajo, cuando este domina sus pensamientos y actividades. Y además, empieza a afectar negativamente otros aspectos de su vida, como sus relaciones y su salud.
Clark confiesa que ella fue adicta al trabajo y que actualmente lamenta haber priorizado el trabajo en un momento tan importante en su vida como fue el nacimiento de su hija.
Luego de haber investigado mucho sobre este tema, pudo identificar que los sentimientos de culpa y arrepentimiento son frecuentes entre quienes se dan cuenta de que fueron adictos al trabajo. Suena fuerte, pero hay personas que llegan al punto de amar su trabajo más que a su propia familia.
La buena noticia es que, según Clark, hay técnicas que hacen posible reducir la adicción al trabajo y aún así lograr el éxito en el trabajo y en el resto de la vida, sin tener que elegir entre uno u otro. Para lograrlo, entrega algunas estrategias:
Los adictos al trabajo tienden a considerar que todo lo que está relacionado con el trabajo, tiene una prioridad alta. El problema de esto es que “no hay mejor manera de crear una minicrisis perpetua que asignar todo como urgente”, asegura Clark.
Quienes viven con esta adicción al trabajo se ponen a sí mismos y a sus cuerpos en un estado constante de lucha o huida, lo que aumenta significativamente su estrés.
Los adictos al trabajo, en general, son malos para delegar tareas. Su necesidad por tener siempre trabajo hace que prefieran encargarse ellos de hacerlo en vez de pedir ayuda a otros miembros de su equipo. De hecho, su necesidad de que las cosas se hagan a la perfección y según sus estándares, hace que no confíen mucho en el trabajo que puedan hacer otros.
Sin embargo, es necesario poner límites, establecer prioridades y no llenarse de tareas.
Es común que los adictos al trabajo subestimen el tiempo que se demoran en hacer algo, entonces terminan comprometiéndose a hacer muchas cosas en muy poco tiempo. El gran problema de esto es que “son mucho más propensos a hacer todo lo que puedan físicamente para tratar de cumplirlos, a menudo a expensas de su bienestar”, dice Clark.
Si este es tu caso, la estrategia para revertir esto, es comparar entre el tiempo que crees que tardarás en una tarea con el que realmente te tomó hacerlo. Y ese cálculo hacerlo considerando una cantidad de horas diarias de trabajo razonable y no las que un adicto al trabajo dedica diariamente.
Para los adictos al trabajo, tener tiempo para descansar durante el día dormir puede llegar a significar una pérdida de tiempo, pero está comprobado que descansar nos da bienestar, especialmente cuando tenemos muchas tareas por hacer.
Tomar descansos y tener hábitos saludables, permite a las personas disfrutar de un alto rendimiento y no sacrificar la calidad de vida. Encontrar tiempo para desconectar y cuidar de uno mismo no solo mejora la salud, sino también la productividad a largo plazo.
Ya sabes, ser un trabajador comprometido es tremendamente valioso, siempre y cuando el trabajo no pase a ser una adicción, porque la incapacidad para desconectarse del trabajo puede llevar a un desgaste significativo. Lograr un equilibrio entre la vida laboral y personal es clave para mantener el bienestar y evitar la adicción.
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